miércoles, 12 de agosto de 2015

Un hombre flaco (Daniel Titinger)

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Un hombre flaco
Retrato de Julio Ramón Ribeyro
Colección Vidas Ajenas
Daniel Titinger
Universidad Diego Portales


"¿Cuánto se parece un autor a su obra?" Esa es la pregunta que se hace insistentemente Titinger en su breve libro Un hombre flaco, Retrato de Julio Ramón Ribeyro, un escritor (catalogado en vida como el mejor cuentista peruano) cuya grandeza es tanta como su anonimato. Quienes queremos a Ribeyro y consideramos el despropósito de no incluir a La Palabra del Mudo como uno de los textos esenciales de la literatura latinoamericana (en buena parte porque no forma parte del boom) celebramos la aparición de este libro y que luego de buscarlo en librerías y tiendas por fin lo haya encontrado en un sencillo stand en la FIL2015 (y el libro más caro de todos los que compré). Y eso mismo es una paradoja Riberyana: un bello retrato de Julio Ramón escondido entre las librerías más sencillas y anodinas, como sus personajes tristes, olvidados, fuera de la luz pública: los mudos a los que Ribeyro les daría voz.

Daniel Titinger es un escritor que conoce su oficio y sus divertidos libros previos, Dios es peruano y Cholos contra el mundo, no han sido más que una preparación para alzarse con esta crónica de un periodista que trata de conocer a su héroe literario: porque Titinger ama a Ribeyro, tanto como su obra. Ayudado por el diario personal de Ribeyro (La tentación del fracaso, publicado recientemente en un solo volumen) y por múltiples entrevistas, Un hombre flaco describe el viaje de descubrimiento personal de su autor por el Ribeyro escritor, el esposo, el hermano, el padre, el intelectual, el bohemio, el amante, pero sobre todo el amigo (desfilan personajes tan disimiles como Fernando Ampuero, Jorge Bruce, Abelardo Sanchez León, Niño de Guzman, Tomás Unger... hasta una referencia como la del astrólogo Leonardo Dobrota con la carta astral de Ribeyro, acertada como ningún crítico literario ha sido con el).

El texto va saltando en tiempo y espacio, mientras Titinger va construyendo un personaje cercano al fracaso, enfermo, quebrado, atrapado en un matrimonio infeliz, en un trabajo depresivo, perseguido por los errores de los editores en sus libros (en un libro equivocan su foto y publican la de un africano con el mismo nombre), pero también un amigo alegre, dado al buen vino y al placer del cigarrillo, cantante de karaokes y dado a los ritmos de Oscar de León (!). Titinger ha volcado su corazón y ha escrito un retrato necesario y honesto, un texto desapasionado y sobrio sin ser académico, un libro breve pero intenso: un Ribeyro que muchos queríamos conocer.

Y es que Julio Ramón siempre fue un anónimo por vocación propia. Su distanciamiento de Mario Vargas Llosa no solo por razones políticas (Ribeyro estuvo de acuerdo con la nacionalización de la banca peruana, cosa que alzó a MVLL contra el gobierno y condujo a la creación del Fredemo, tal y como esta el El pez en el agua) sino por razones de fama: Ribeyro ya no soporta a un Vargas Llosa que describe como un dueño de la verdad, un hombre cambiado luego de haber ganado tantos premios, un hombre con quien no quiso polemizar porque siempre lo consideró su amigo (y viceversa: cuando Ribeyro estuvo en su "primera muerte" MVLL no pudo soportar verlo tan mal). Los capítulos de Bryce Echenique estén entre los mejores: Titinger hace aparecer a un Bryce tan locuaz y fantástico que el mismo advierte que es difícil saber si esta contando algo cierto o es la forma como Bryce recuerda las cosas, tan divertidamente deformadas. Y por supuesto, para hablar con Bryce tiene que haber vodka...

No quiero ahondar mucho en el libro porque sería arruinarle los detalles a quien se interese por un autor tan grande como Ribeyro. Este libro es un verdadero encanto y Titinger se ha alzado ya no solo como un escritor divertido y un hábil cronista, como ya lo había demostrado en sus dos libros anteriores, sino que deja claro que puede crear un libro de autor para los lectores de a pie, como son los libros de Ribeyro.

Y es que hay que leer La palabra del mudo y descubrir a uno de los mas grandes cuentistas del mundo. Y hay que leer a Titinger para conocer mejor a su autor.

jueves, 6 de agosto de 2015

El Proyecto Esposa (Graeme Simsion)

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El proyecto esposa
Graeme Simsion
Editorial Salamandra
Año: 2013
320 pp

Entre los libros que Bill Gates recomendó para sus lecturas de verano estaba este de enigmático título original en inglés The Rossie Project (bastante más acertado que el título en español), haciendo el comentario adicional que no podía evitar reírse y despertar a su esposa en medio de la noche. La publicidad gratuita que recibió Graeme Simsion rebotó en la Internet y catapultó a su autor (un informático que luego de hacer mucho dinero vendió su empresa y se dedico a lo que realmente le interesaba: escribir) y a su novela al ojo público. (Aquí el trailer del libro).

El Proyecto Esposa es una comedia romántica y su entrada en Goodreads esta llena de elogios por parte de muchas lectoras. Pero no es un libro para mujeres. Puede ser una historia romántica, pero sobre todo es una comedia soportada en el personaje principal, Don Tillman.

Don es un tipo raro, metódico, eficiente, cerebral pero sobre todo incapaz de sentir emociones. Con la ayuda de los dos únicos amigos que tiene en la vida (un viejo verde y su esposa) se embarca en un proyecto al que denomina Proyecto Esposa ya que tiene noticias de que los hombres casados viven más sanos y más tiempo, por lo que requiere casarse, pero no puede superar la primera salida y es rechazado por todas las mujeres (aunque el mismo dice que es un tipo bien parecido, pero su incapacidad de relacionarse con el resto de la humanidad hace que le sea imposible relacionarse con una mujer).

Así es como Don cuenta su historia, narrada de forma cerebral, metódica y científica. El eje central de su proyecto es un cuestionario de dieciséis páginas que las chicas deben de resolver para poder descartar de manera eficiente a las posibles pretendientes y hallar la esposa ideal: IMC saludable, no fumadora, abstemia, puntual, sin historial de enfermedades venéreas, capacidad para resolver operaciones matemáticas básicas... Y es que Don tiene que hacer todo de forma metódica.

Como ya se lo pueden imaginar, nada sale como se esperaba pues llega Rossie Jarman, la antítesis de la esposa ideal (tardona, fumadora y camarera en un bar) y hace trizas todos los planes, no solo alterando la vida de Don sino que además lo termina interesando en otro proyecto en donde utiliza todas sus capacidades como profesor de genética en la búsqueda de una persona importante para Rossie.

Este es un libro de fácil lectura. No vas a encontrar frases que anotar o momentos de lucidez y descubrimiento. No. Este libro es sencillamente un libro divertido para pasar un buen fin de semana. Es una historia fresca y aunque puede ser poco original, el autor logra enganchar con el misterio del proyecto genético hasta el último capítulo y al hacerlo crea un universo de personajes entrañables que continúan su historia en El Proyecto Matrimonio, el segundo libro de Simsion.

Si le encuentro un mérito adicional al libro más allá de contar una historia divertida (y debo confesar que entre mis varias lecturas de novelas negras, libros de divulgación científica y ensayos de toda índole uno de vez en cuando quiere sentarse y leer algo que te alegre el día) es el remarcar lo diferentes que somos los seres humanos. Don a todas luces manifiesta comportamientos del espectro autista y su historia es la de un autista que no entiende porque todos los demás son tan emotivos, porque las personas son tan irracionales pero sobre todo porque todos son tan anormales.

Repito: este no es un libro para mujeres; por el contrario. Las opiniones negativas de este libro versan sobre lo prototípicos de sus personajes: Don es un cliche de un Asperger y Rossie la típica chica energética de película gringa que puede curar el autismo con su amor. Pero hay que entender a Don no como un caso médico: es una exageración de todos los hombres que tratamos de racionalizar nuestras relaciones y que tenemos que enfrentarnos a esta Rossie, una exageración de las emotividad femenina. Estoy seguro que por momentos un lector puede darse cuenta que Don ha metido completamente la pata al hacer o decir algo, pero sabe que en el fondo sus acciones son justificadas para un cerebro masculino. Y es alrededor de este descubrimiento que se suceden los momentos más divertidos del libro.

Estoy seguro que colocar en cola este libro entre otros títulos más serios e intelectuales es una muy buena idea para tomar nuevos aires y continuar a temas más serios.