Titulo original: La petite fille de Monsieur Linh
Philippe Claudel
2006
Letras de bolsillo
126 páginas
Durante una entrevista, el
escritor y cineasta francés Philippe Claudel respondía a una pregunta con una
frase corta y contundente: “Después de leer un libro, algo en nosotros se
transforma”. Es precisamente eso lo que experimenté después de leer esta
pequeña joya escrita por el mismo Claudel.
En no más de 130 páginas y con
una composición de oraciones y párrafos cortos, el escritor francés nos entrega
una historia desgarradora. Con un lenguaje austero, tan sencillo como melódico,
rosando en algunos instantes la poesía, va construyendo una historia redonda,
una obra milimétricamente calculada, en la que da la sensación que ninguna
escena está de más, ningún párrafo sobra, ninguna palabra adorna pues todas son
estrictamente necesarias y rigurosamente justas.
Como muchos europeos de su
tiempo, Claudel está marcado irreversiblemente por la huella de la guerra, de
esa barbarie que genera niveles inimaginables de desolación y nostalgia y que
devastó la vida de millones de personas que fueron testigos de esta locura. Y
este es, precisamente, el rasgo de sus personajes principales. Dos hombres que
sin entenderse se comprenden. Dos seres unidos por la soledad, la que se convierte en el vínculo más poderoso
que existe para aliarlos en una entrañable amistad. Una amistad inexplicable si
no es vista desde el cristal de la melancolía y la necesidad.
Al leer el capítulo final de esta
novela, sentí que algo se quebraba en mi interior. Cuando sucede eso uno suele
entender de inmediato que, ciertamente, después de leer algunos libros, difícilmente
uno vuelve a ser el mismo.
Claudel completa la entrevista
diciendo: “la literatura tiene una función de agitación”. Entonces uno comprende lo que para él significa
escribir historias. Esta en particular, pretende sacudir la razón para intentar
explicar, si es que es posible, de quién es la locura. De quienes la sufren o
de quienes la provocan.