Jaime Bayly
Editorial Alfaguara
2009, Santillana S.A.
Como si me embarcase en un viaje
a lo desconocido. Sin esperar ni sospechar nada. Tratando de no cargar con
muchas expectativas, ir al viaje ligero de equipaje para poder, de ser
necesario, desembarcar rápido cuando sea necesario. Así es como me enfrenté a este libro de Bayly.
Intentando dejar los prejuicios de lado para no perderme de nada.
Y desde que comienza, el viaje es
vertiginoso. Sin pausas, sin altibajos. Sin perder el ritmo nunca. Una historia
frenética, llena de rabia y enfado como si se tratase de una alegoría a la
autodestrucción. Y al mismo tiempo delirante, plagada de situaciones febriles,
alucinantes, a veces excesivas. Pero es imposible parar, aunque sea solamente
para tomarse un respiro.
Se trata de un viaje fugaz, pero
no por ello ligero. Uno termina irremediablemente desconcertado, confundido. Quizás
por el irrefrenable ritmo del relato, quizás por las innecesarias desproporciones
de las escenas y el lenguaje. De una manera u otra es imposible pasar inmune
esta experiencia.
Los personajes de estas dos
historias paralelas, son hasta cierto punto quiméricos. Contradictorios. Al
mismos tiempos repugnantes y entrañables en la misma medida.
El cojo no
nació cojo. Nació jodido.
Nació jodido porque
su destino era el de ser cojo, cojo desde niño, y que sus padres se
avergonzaran de él y lo escondieran.
El loco no
nació loco. Nació feo y tartamudo y eso le jodió la vida y terminó por volverse
loco.
Casi todos
los padres dicen que sus hijos son lindos y encantadores, pero los padres del
loco, cuando lo vieron nacer, quedaron asustados por lo feo que era y por lo
espantosos que sonaban los alaridos que lanzaba.
Luego de ello, todo en el relato es
un camino sin fin y sin tregua hacia la autodestrucción, que es una forma de
rebeldía. Dos personajes sin escrúpulos,
dañados, en busca de una revancha con la vida. Su propia revancha. A su manera
y bajo sus propios términos. No es
necesario añadir más sobre el argumento. Es simple y contundente.
Es innegable que Bayly es un
escritor sagaz y astuto. Maneja con maestría el ritmo de sus novelas, nunca
pierden intensidad. Es un hábil artesano del humor negro y la ironía; sus
principales atributos y su sello diferenciador.
Captar la atención total de sus
lectores parece ser su único objetivo y es probable que al mismo tiempo sea su
peor defecto. Pues parece obsesionado con hacerlo a cualquier precio. Como
sucede en su vida pública. Quizás eso explique los excesos en este libro, casi todos innecesarios.
A pesar de no ser un gran libro, ‘El
cojo y el loco’ es una obra interesante y
recomendable que además de atrapar y estremecer al lector deja en claro las
notables capacidades literarias de este autor peruano.
Continuaremos esperando la gran
obra de Jaime Bayly. A lo mejor cuando
logre liberarse del personaje mediático que debe mantener y alimentar pueda
estar listo para regalarnos el buen libro que considero, ya está en capacidad de
escribir.