viernes, 12 de junio de 2015

Lo que más me gusta es rascarme los sobacos (Charles Bukowski)


Lo que más me gusta es rascarme los sobacos
(F. Pivano entrevista a Charles Bukowski)
Charles Bukowski
Idioma original: Italiano
Traducción: Joaquín Jorda




























Me gusta la buena música, y los Limousines lanzaron a principios del 2013 Love is a dog from hell, una pegadiza canción de estilo New Wave ochentero. Pero lo que más me llamó la atención fue el extraño título. Y resulta que tomaron el nombre de un poemario del maldito C. Bukowski (Hank para sus amigos, Henry para sus documentos y Chinaski para sus lectores), que se adentra en el lado oscuro del amor.

¿Bukowski? Conozco gente que no sólo siente admiración por el viejo, sino una seducción propia de quien sabe que esta ante alguien que es diferente a todo lo que haya visto (y probablemente vaya a ver). No me gusta la literatura maldita así que embarcarme a leer la prosa de Bukowski no estaba en mi lista, pero el interés en conocer algo más de este ebrio consuetudinario sabía que valdría la pena.

Así que cuando llego a mi este libro con una portada tan original (a un Bukowski bebiendo de una botella en las butacas de un hipódromo mientras es acompañado por una joven mujer), con un título tan irreverente y de pocas páginas lo devoré en 2 horas. Y no salí decepcionado.

Fernanda Pivano es una periodista italiana que estuvo muy de cerca a la literatura norteamericana y sintió fascinación por un personaje que es más conocido en Europa que en su propio país. Así que partió a entrevistarlo. De aquí surgió un diálogo sincero, natural e hilarante por momentos, con un Henry que va soltando su humanidad, despojándose de su alter ego Chinaski, para hablar de sus libros firmados como Charles y dejándonos encantados con quien terminaremos llamando Hank.

Y no es que vayamos a descubrir un personaje entrañable sino todo lo contrario: Hank es un verdadero borracho, irreverente, irresponsable, apolítico... francamente despreciable. Pero por sobre todo honesto, una cualidad que es muy difícil de encontrar en estos tiempos (y en todos los tiempos, a decir verdad).

Que más honesto puede haber que tener el siguiente diálogo:

PIVANO: ¿Y qué debo pensar que te hace sentir desgraciado?

BUKOWSKI: Ah... conceder entrevistas.

Pivano nos concede una introducción que ocupa casi la mitad del libro con una radiografía de quien esta a punto de conocer:


... como si Bukowski estuviera obsesionado por el recuerdo de acontecimientos vividos sin alegría y sin participación. Aquí, como en sus restantes obras, la gente y la vida no le gustan. En el capítulo 31 [se refiere a Factótum] dice: "Francamente, estaba horrorizado de la vida. De todo lo que un hombre tenía que hacer, sólo para comer, dormir y poder vestirse. Así que me quedaba en la cama y bebia. Mientras bebía, el mundo seguía allí afuera, pero por el momento no te tenía agarrado por la garganta".

Y es que Bukowski realmente parece obsesionado en encontrar la miseria allí donde parece haber pura belleza:

PIVANO: ¿Nunca te ha sucedido eso de despertarte una mañana y acercarte a la ventana y ver un cielo sin nubes y sentirte feliz?

BUKOWSKI: ¿Y ver volar un pajarito? No.

PIVANO: Es posible que el pajarito sea un exceso. (Risas)

BUKOWSKI: Ya era excesivo sin el pajarito.

Puedo estar totalmente en desacuerdo con casi todas las opiniones de Bukowski, pero no tengo porque estar de acuerdo con alguien para llegar a admirarlo (no ha quererlo, que es algo que mucha gente suele confundir en estos días de sensualidad). Pero hay algo con lo que si se siento identificado...

Hace poco tuve una discusión en una reunión social. Sobre los hijos, la familia, los valores y en algún momento, para crear algo de polémica lance la idea de que la idea de la familia me parecía demasiado sobrevalorada, lo que provocó la aireada reacción de algunos presentes. Me quede pensando en porque dije eso (porque realmente si pienso que la familia tiene un valor de gran importancia) pero leyendo las respuestas de Bukowski creo haber encontrado la razón: estoy harto de que todo el mundo piense lo mismo y lo repitan en cuantos foros existan. Quiero pensar de una forma diferente a como piensa todo el mundo, aunque lo que piense no solo afecte a los demás sino incluso aunque lo que piense sea reprochable para mi mismo. Algunos estamos hartos de que todo el mundo ande por la vista repitiendo lo mismo:

PIVANO: ¿Pero el césped te gusta o no?

BUKOWSKI: Detesto el césped. Todo el mundo lo tiene.

PIVANO: ¿Lo detestas porque lo tiene todo el mundo?

BUKOWSKI: Detesto el césped porque lo tiene todo el mundo, de la misma manera que todos escuchan un determinado tipo de música. [...] Y cuándo se tiende a hacer las cosas que hacen los demás, se convierte uno en los demás.

¡Y esa última frase me parece genial! Y quizá eso es algo que hace que Bukowski despierte admiración, esa honestidad brutal que sólo los ebrios y los locos se permiten. No puedo decir que este libro me ha generado el interés de salir a la librería a buscar La máquina de follar o Mujeres; como ya lo he anotado, no es el estilo de literatura que me atrae. Pero me ha permitido acercarme a todo un personaje contradictorio: un hombre que odia a la humanidad (siendo él mismo un escritor que le gusta escribir en su humana condición), que detesta el amor (pero que religiosamente da de comer a sus gatos) y que detesta ser entrevistado (pero que regala una rosa a Pivano al concluir esta).

Con un personaje como este, no se tiene pierde,,,

No hay comentarios:

Publicar un comentario